Con una mirada pro-mercado que no desconoce el rol histórico del Estado, Argentina redefine su estrategia nuclear: del CAREM como plataforma demostradora a los SMR como producto exportable. Una nota que revela el valor estratégico de la ciencia nacional y su proyección comercial en un mundo sediento de energía limpia, estable y modular.
Executive Summary: Exportando Ingeniería de Alto Valor Agregado
El gobierno argentino ha lanzado una nueva estrategia para posicionar al país en el mercado global de tecnología nuclear a través del desarrollo de reactores modulares pequeños (SMR). Este artículo analiza la diferencia entre el emblemático proyecto CAREM y los nuevos SMR livianos, el rol del sector privado, el estado actual de los desarrollos, su potencial exportador y las oportunidades para la cadena de valor industrial local.
La revolución nuclear silenciosa del gobierno Milei
En el marco de una transformación estructural orientada al libre mercado, el gobierno de Javier Milei ha lanzado un ambicioso plan para reposicionar a la energía nuclear como pilar estratégico de la transición energética. El foco está puesto en los reactores modulares pequeños (SMR), una tecnología emergente que promete abastecer regiones alejadas del sistema interconectado, pero también abrir una nueva frontera en la exportación de ciencia e ingeniería nacional.
Es importante no confundir esta línea con proyectos de mayor escala como el CAREM. Si bien CAREM es un reactor modular en el sentido tecnológico, su escala de potencia (entre 25 y 100 MW) y diseño conceptual lo colocan en una categoría diferente a los micro-SMR pensados para operar en zonas remotas o con bajo consumo. La política del gobierno parece bifurcarse: por un lado, completar el CAREM como una “planta demostradora de exportación tecnológica” y, por otro, habilitar el ingreso de empresas privadas para desarrollar modelos más livianos y replicables.
Esta visión fue recientemente respaldada por el presidente Milei al anunciar en Atucha un programa específico para desarrollar un nuevo SMR 100% nacional, con participación de privados y orientación exportadora. El objetivo: abastecer clusters industriales y polos tecnológicos con energía confiable, limpia y continua, especialmente en regiones estratégicas como la Patagonia.
El paradigma propuesto no busca sustituir lo hecho por la CNEA ni competir con el sector estatal. Por el contrario, apunta a escalar ese capital acumulado mediante la incorporación de empresas privadas, nuevos fondos de inversión y alianzas público-privadas que aceleren la puesta en marcha del CAREM y faciliten el desarrollo de SMR más flexibles, descentralizados y aptos para inserción comercial global.
«El SMR no es solo un reactor: es la entrada de Argentina a un club muy reducido de países capaces de exportar ciencia nuclear.»
SMR: tecnología versátil para el siglo XXI
Un SMR (Small Modular Reactor) es un reactor de potencia reducida (generalmente entre 10 y 300 MW), diseñado para fabricarse en módulos, transportarse por partes y ensamblarse in situ. Su ventaja radica en la escalabilidad, el menor riesgo financiero, su flexibilidad operativa y la posibilidad de abastecer de manera eficiente a centros urbanos medianos, polos mineros, regiones insulares, fronteras energéticas o incluso industrias específicas como grandes plantas químicas o centros de datos.
El plan Milei vincula esta tecnología con nuevos modelos de demanda: desde producción de hidrógeno verde hasta provisión energética para infraestructura de IA. Esto es clave en un contexto donde la demanda energética global será cada vez más intensiva y especializada.
Mientras países desarrollados aún debaten cómo desplegarlos, Argentina tiene una oportunidad de insertarse en esta ola como proveedor de tecnología nuclear de nicho. El CAREM, aunque más grande que un SMR típico (según parámetros IAEA), puede convertirse en una “plataforma argentina” que evolucione hacia nuevos diseños modulares con apoyo estatal y cofinanciamiento privado.
CAREM: ¿reactor de transición o producto estrella?
El proyecto CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares), liderado por la CNEA, representa una joya tecnológica construida durante más de una década. Actualmente presenta un avance físico superior al 65% en su fase de construcción, y su desarrollo científico ha consolidado capacidades únicas en ingeniería de componentes críticos, simulación termohidráulica, y diseño estructural de plantas compactas.
Pero el CAREM es una categoría distinta a los micro-SMR de uso descentralizado. Se ubica en la franja de 32 a 125 MW, ideal como planta de generación para ciudades intermedias o polos industriales integrados. Más allá de sus capacidades, su escala requiere una planificación nacional o acuerdos internacionales, no necesariamente una adopción masiva tipo off-grid.
La gestión actual busca que el CAREM se convierta en “el demostrador tecnológico” de lo que Argentina es capaz de hacer, mientras prepara el terreno para SMR de menor escala con mayores posibilidades de exportación serial.
Tal vez la pregunta no es si se debe terminar el CAREM o no, sino cómo generar las condiciones para que nuevos actores se sumen a su financiamiento en alianza con el gobierno, para lograr su patentamiento y exportación de ingeniería de alto valor, logrando quedarnos con el conocimiento y transformarlo en un activo estratégico a monetizar.
Financiamiento, ejecución y señales de mercado
A diferencia de gestiones anteriores, el gobierno actual ha enfatizado que el impulso nuclear será compatible con una visión de mercado. En este contexto, el anuncio de nuevas reglas para atraer inversión extranjera directa, como el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), podría brindar el marco necesario para que actores privados participen activamente en el desarrollo de SMR.
Ya se están explorando rondas de inversión con fondos soberanos de energía e infraestructura tecnológica de Medio Oriente y Asia, con interés en soluciones energéticas modulares y no emisivas. La clave será garantizar estabilidad normativa, licenciamiento ágil y certificaciones internacionales (IAEA, ASME, Euratom).
El mercado global de SMR: una carrera de alto valor
Para dimensionar el valor agregado de esta tecnología, puede observarse cómo varía el costo estimado por tonelada de exportación de SMR entre los principales países que lideran esta carrera:
Gráfico 1. Benchmarking del valor exportable de SMR por país (USD/tonelada).
Fuente: Elaboración propia con datos estimados de mercado y reportes de IAEA (2025). Fuente: Ing. Pedro A. Basara, MBA (2025)
Como se ve, Argentina, aun partiendo desde una escala menor, podría ofrecer SMR a costos competitivos con una de las relaciones valor/peso más altas del mundo. Esto posiciona al país con una ventaja comparativa muy superior frente a exportaciones tradicionales.
La Agencia Internacional de Energía Atómica estima que para 2050 se instalarán más de 200 reactores SMR en el mundo, generando un mercado potencial superior a los USD 400.000 millones. La demanda provendrá de países sin redes eléctricas desarrolladas, zonas climáticamente inestables, territorios remotos, bases militares y centros industriales con alto consumo energético.
Solo la venta de un CAREM llave en mano podría representar entre USD 500 y 800 millones por unidad, según su configuración y escalabilidad. En tanto, un micro-SMR argentino, con potencia de 10 a 30 MW, podría comercializarse a valores entre USD 150 y 400 millones, con mayor replicabilidad y menor costo unitario.
Si se compara con el valor promedio de exportación de Argentina (alrededor de USD 600/tonelada), un SMR CAREM de 1.000 toneladas técnicas embebidas equivaldría a más de USD 600.000 por tonelada: un valor mil veces superior al promedio nacional. Incluso un SMR más pequeño, de 500 toneladas, tendría un ratio de valor exportado por tonelada que supera ampliamente a cualquier commodity argentino.
«Exportar un SMR es como exportar 10.000 toneladas de litio, pero en forma de ciencia e ingeniería.»
Club nuclear: ¿quiénes son los jugadores globales?
Los países con capacidad real de exportar tecnología SMR en 2025 son escasos. Entre ellos:
- Estados Unidos (NuScale, Terrapower)
- Canadá (GE-Hitachi)
- Francia (EDF con NUWARD)
- Rusia (Akademik Lomonosov)
- China (Linglong One)
- Corea del Sur (SMART)
Si Argentina logra completar, licenciar y validar el CAREM, podría convertirse en el primer país del hemisferio sur en exportar reactores llave en mano con ingeniería nacional. Esto tiene un valor geopolítico, tecnológico y comercial incalculable.
Proveedores clave y oportunidades para el ecosistema argentino
El ecosistema nuclear argentino tiene décadas de maduración. Entre los proveedores y actores que ya se muestran interesados en participar en cadenas de valor SMR se destacan:
- INVAP (integración de sistemas y licenciamiento internacional)
- CONUAR (fabricación de elementos combustibles)
- FAESA (componentes metálicos de alta precisión)
- IMPSA (turbinas y partes mecánicas)
- SICA, Tandanor, Tecna (obras civiles, montaje)
- Arsat, Segic, Aresa (automatización y control)
- Desarrolladores de software embebido y digital twins
- Universidades tecnológicas y centros de simulación (Balseiro, UTN, UNSAM)
Además, se están conformando clusters nucleares regionales en Zárate, Bariloche, Córdoba y Mendoza, donde la sinergia entre pymes y organismos públicos puede escalar con apoyo del Estado y capital de riesgo.
«Cada SMR no es solo un reactor, es una red de más de 100 empresas que transforman ciencia en producto exportable.»
Roadmap comparativo de despliegue SMR: Argentina vs. el mundo
A continuación se presenta un gráfico con la proyección acumulada de SMR en operación en Argentina en comparación con el promedio estimado a nivel global según datos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA).
Gráfico 2
Proyección de Despliegue Acumulado de SMR (2025–2045)
Nota: Elaboración propia en base a estimaciones de IAEA y escenarios estratégicos nacionales.
Fuente: Ing. Pedro A. Basara, MBA (2025).
Como se observa, aunque el volumen global proyectado supera ampliamente las 200 unidades hacia 2045, la estrategia argentina contempla un crecimiento progresivo, alcanzando entre 12 y 15 unidades en ese mismo horizonte, en función del financiamiento, acuerdos internacionales y adopción regional.
Este roadmap visualiza el verdadero valor de entrar a tiempo a esta carrera tecnológica: posicionarse como proveedor confiable, con casos de éxito iniciales y experiencia operativa validada.
Si se compara el SMR argentino con otros productos tecnológicos, el diferencial de valor por tonelada es abismal:
Gráfico 3. Valor exportado por tonelada: SMR argentino vs. productos tecnológicos.
Nota: Elaboración propia en base a datos de INDEC, IAEA y estimaciones industriales (2025). Fuente: Ing. Pedro A. Basara, MBA (2025).
Esto demuestra el potencial estratégico de transformar ciencia en exportación de alto valor. En términos económicos, un solo SMR equivale al valor combinado de miles de toneladas de commodities primarios.
Ciencia, energía y negocio
Argentina está ante una oportunidad histórica: convertir un desarrollo estatal de excelencia en un vector de crecimiento económico, soberanía tecnológica y exportación de alto valor. El plan Milei acierta al abrir el juego a la inversión privada, pero requiere terminar el CAREM, ordenar su gobernanza, y generar condiciones para que los SMR livianos florezcan con reglas claras.
La demanda energética del futuro no será homogénea ni centralizada. La industria global necesitará soluciones modulares para plantas de hidrógeno, centros de datos, zonas logísticas, ciudades intermedias y enclaves industriales remotos. En todos esos casos, los SMR representan una solución óptima por seguridad, estabilidad de provisión y bajo impacto ambiental.
Además, múltiples países en Asia, África y Medio Oriente están iniciando procesos de transición energética sin la infraestructura eléctrica de los países desarrollados. Ahí reside una oportunidad comercial real para que Argentina ofrezca soluciones llave en mano, competitivas en costo y respaldadas por décadas de ingeniería nuclear.
El desafío no es ideológico, es estratégico. No se trata de elegir entre Estado o mercado, sino de construir un nuevo modelo productivo donde el conocimiento, la inversión privada y la ciencia nacional trabajen juntos.
Desde ESEADE impulsamos estas conversaciones para que empresarios, funcionarios, universidades y científicos confluyan en una nueva visión del desarrollo nacional.
«No estamos discutiendo energía. Estamos discutiendo el lugar de Argentina en el siglo XXI».
Vinculación con ESEADE
¿Está su organización lista para aprovechar esta nueva frontera energética? Desde ESEADE facilitamos el diálogo entre actores públicos, privados y académicos para definir hojas de ruta de alto impacto.
Desde ESEADE promovemos espacios de reflexión sobre los desafíos del desarrollo argentino, combinando tecnología, productividad e innovación. Este artículo forma parte de una serie de análisis sobre sectores de alto impacto donde el conocimiento y la articulación público-privada pueden posicionar a la Argentina en cadenas de valor globales.
Apostamos al conocimiento como base de la soberanía energética y tecnológica.
Sobre el Autor:
Pedro A. Basara es Consultor en Innovación Estratégica y Transformación Digital, asesor del Senado de la Nación en temas de Energía, Minería e Industria e Innovación de la Educación Superior. Es Secretario de Extensión de ESEADE Universidad, Fundador de VirtualEd y presidente de Fundación INNOVED.
Es Ingeniero Industrial, Especialista en Gestión de Nuevas Tecnologías por Ajou University (Corea del Sur) y MBA en Dirección de Empresas. Tiene más de 15 años de experiencia como docente, conferencista y asesor estratégico de negocios, experto en procesos de transformación digital.
Pedro publica regularmente artículos de análisis estratégico sobre tecnología, desarrollo productivo, modelos de negocio y liderazgo digital. Su estilo combina visión global, conocimiento técnico y enfoque aplicado a la realidad argentina y latinoamericana.
Ha asesorado a importantes empresas y corporaciones de Argentina y Latinoamérica, organizaciones gubernamentales y universidades. Participa en Congresos como Conferencista y debates públicos sobre los desafíos del desarrollo económico regional.
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