Espacio Virtual de Arte

DIAPOSITIVAS IMAGINARIAS:
miradas artísticas de la Tierra del Fuego

Artistas: Lucila Apolinaire, Pablo Rizzo, Mariana San Juan y Adriana Valero

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Tierra del Fuego se encuentra rodeada por un aura de misterio, resultado de su ubicación geográfica y su carácter insular. Sus primeros habitantes fueron los Selk´nam, Yaganes y Alacalufes que, junto a los grandes navegantes que posteriormente exploraron sus costas, contribuyeron a la creación de un imaginario social único que la envuelve y la acompaña hasta la actualidad. Las diapositivas, casi en desuso absoluto, constituyeron un medio sumamente importante para transmitir información visual. En algunos casos transformándose inevitablemente en una reliquia, algo especial, colecciones forzosas de recuerdos que, en algún momento, representaron imágenes proyectadas en paredes y fueron admiradas.

La exposición Diapositivas imaginarias remite a ello. Los artistas Lucila Apolinaire, Pablo Rizzo, Mariana San Juan y Adriana Valero, trasladan al espectador al confín del mundo, a una interpretación del paisaje cultural o natural por medio de diferentes técnicas, compartiendo características del lugar en donde habitan y que, definitivamente, los marcó para siempre. La mirada curiosa es un don que se une con el hilo conductor que tiene como protagonista al extremo sur del continente.

Pablo Rizzo da la bienvenida con dos fotografías que introducen a un relato donde el paisaje es protagonista. Podemos observar cómo, en pocos kilómetros, se nos abren una diversidad de paisajes enriquecedores y los arcos iris suelen tener el rol principal. 

Adriana Valero, con su serie sobre los Turbales, interpreta el núcleo mismo del suelo. La turba, tierra negra que caracteriza a la isla, era utilizada como combustible para encender fogatas que eran vistas desde altamar por los navegantes que la circundaban. De ahí surge el nombre Tierra del Fuego, pensaban que la tierra estaba en llamas. Desde el horizonte por la curvatura se podía ver sólo el efecto que provocaba el humo. La artista desarrolló su propio lenguaje visual mezclando en la tinta, la acuarela y a veces la tempera, diferentes pigmentos y materias primas como el café. Crea sus obras no sólo con pinceles, sino que utiliza ramas de lengas u otros elementos que la rodean. El vacío en sus obras complementa los llenos, los dos son importantes y conforman un equilibrio vital, como la naturaleza misma.

Lucila Apolinaire deleita al público con la etapa final de su serie del Galpón de esquila (Estancia Cabo San Pablo), que forma parte del paisaje cultural del territorio. Transformando algo cotidiano en un homenaje a uno de los maestros de la historia del arte, Piet Mondrian, por los colores de las tizas que se utilizan para marcar el lomo de las ovejas, reformando objetos utilitarios en obras de arte. Sus fotografías intervenidas con bordado, hablan sobre sanación, la acción le permitió sanar su alma. El proceso de transmutar la ayudó a encontrar su lenguaje visual convirtiéndose en una mirada novedosa, documental, de parte de la historia de la Patagonia y de la isla. Los galpones de esquila simbolizan identidad. Son estructuras devenidas en personajes, encontrándonos con el más grande del mundo a tan solo unos kilómetros de la ciudad de Río Grande. Conforman la columna vertebral de la historia de nuestra provincia.

Mariana San Juan interpreta los paisajes desde una postura romanticista. Ese hielo que se funde con la madera de un bosque en el corazón indómito de la isla. Casas que se confunden en una tormenta de nieve mostrando los devenires de un clima en donde la nieve, el hielo, y el viento enfatizan una inmensidad donde no controlamos nada. El carácter hostil de los factores climáticos condiciona la vida de sus habitantes. Sus obras de gran formato posibilitan que el espectador experimente una vivencia más real. Somos pequeños, lo sublime envuelve y atraviesa. La naturaleza marca el ritmo y los compases de la vida y la muerte; dirige y guía.

Cada artista permite que ingresemos a su intimidad, revela su alma exponiendo su mirada sobre aquello que le es importante, que capta su atención, explorando y realizando su interpretación del entorno. Justamente, aquel paralelismo con las diapositivas, pequeñas transparencias que resguardan la memoria y el paisaje. Precisamente, las obras son el reflejo de aquello que forma parte de un contexto y es adaptado en otro formato para que el espectador pueda sacar sus propias conclusiones, cerrando el círculo.

CURADURA:
Mercedes Guanziroli